La RRCSC, en un intento de redirigir la considerada incómoda actividad turística interesada en la observación de lobo ibérico, y sin tener aprobado desde hace 25 años el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del también declarado Espacio Natural y Reserva de la Biosfera de la Sierra de la Culebra, concede de forma arbitraria y con carácter de privilegio, autorizaciones no vinculantes a determinadas empresas turísticas para ejercer en los lugares donde se antoja no provoquen molestias a la preeminente actividad cinegética.
Y, donde igualmente centralizar, por parte del personal adscrito a la Reserva de Caza, la acción de control e intimidación habitual que se ejerce hacia los ciudadanos en el uso de sus derechos durante el disfrute de la observación de fauna salvaje. Uno de estos lugares mal “autorizados”, es el cebadero denominado como Guardalabá, situado entre las localidades de Ferreras de Arriba y Villanueva de Valrojo (Zamora).
Sin una legislación que prohíba la caza del lobo en todo el territorio nacional y que proteja adecuadamente a una especie fundamental en el mantenimiento del equilibrio natural de nuestros ecosistemas, tampoco se puede esperar mayor responsabilidad por parte de las autoridades para regular el turismo de naturaleza comercial sin poner en riesgo la integridad y tranquilidad de estos animales.
Si queremos comprender cuáles son las consecuencias que tienen para los lobos un aporte continuado de alimento, en este caso para su atracción turística, sólo tenemos que remitirnos a los especialistas. En el libro Etología del lobo y del perro de David Nieto Maceín se explica a este respecto: "La conducta social del lobo se basa en la perfecta organización para la práctica de la depredación, la necrofagia fomentada puede trastocar, en varias generaciones, las claves de conducta de la especie hasta puntos alarmantes, pues no solo implica un cambio en la orientación trófica, sino que, con ello, también un cambio en los esquemas conductuales".
Dicho de otro modo, "conlleva gravísimos problemas derivados de la incapacidad de los juveniles para desarrollar a fondo todas las manifestaciones de comportamiento social y predatorio que les permite adiestrarse adecuadamente en el ejercicio de la caza en la naturaleza".
Distancias insuficientes
La habituación a los lugares de ceba, unido a la continuada presencia de personas atraídas turísticamente y situadas a distancias insuficientemente alejadas, conlleva comprometer seriamente la supervivencia de los lobos. No olvidemos que es aquí donde se les mata y que, en condiciones “normales” en temporada hábil de caza, los aportes suelen ser puntuales para satisfacer el costoso y macabro capricho de poseer la cabeza disecada de un lobo como trofeo.
Esta práctica no siempre garantiza el éxito de captura porque no se ceba todo el año y porque los puntos de aporte varían en función de como cambien los lugares de cría de los lobos. Hay cupos que quedan desiertos, primero por la liberadora astucia propia de la especie y, especialmente, por la ausencia de costumbre. Pero ¿qué ocurre cuando los aportes se producen a lo largo de todo el año?, que los lobos terminan confiados y se convierten en objetos de escopeta de feria, circunstancia producida por la recurrencia del recurso, personalizado y favorecido por parte del personal celador de caza con objeto de mantener observaciones inducidas de lobo para los servicios turísticos de AHERCA y ZAMORA NATURAL, cuando no son estos mismos los que ceban con piensos para perros, lo que ellos mismos admiten en el pùnto 5 de su Informe Impacto.
Pero además, la presencia de estas empresas sin restricciones de acceso a lo largo y ancho del espacio de la RRCSC y fuera de lugares adecuados para la observación, no solo es inapropiado en la práctica turística, sino que revela la ausencia de confidencialidad sobre la distribución de las manadas por parte del personal de la Reserva de Caza comprometiendo nuevamente la supervivencia de estos animales al descubrir sus entornos vitales y contribuyendo, por si ya fuera poco, al impacto de futuras visitas incontroladas de personas que en su día fueron clientes de estas empresas.
En el Real Decreto 416/2014, de 6 de junio, por el que se aprueba el Plan sectorial de turismo de naturaleza y biodiversidad 2014-2020, en su Anexo punto 1, se dice que: "Hay que mejorar la forma en que se practican las actividades relacionadas con el medio natural, para evitar impactos no deseados sobre la biodiversidad”.
El Código Ético de la Asociación de Guías de Naturaleza de Extremadura (GUIDEX) establece como norma obligatoria a cumplir por sus socios: "Dar prioridad al bienestar de las diferentes especies de fauna y flora silvestre sobre cualquier otro interés. El guía tiene la responsabilidad de que su conducta y la del grupo no resulte negativa para las especies que se pretende observar”.