Fumar desde hace más de diez años, tener tos recurrente y dificultad para respirar al hacer esfuerzos. Si cumple estas tres condiciones, debería ir al médico. Podría tener EPOC, una enfermedad obstructiva crónica que afecta al sistema respiratorio.
Provocada principalmente por el consumo de tabaco (tanto presente como pasado), su incidencia depende en gran medida de la distribución de este hábito entre la población y de los años que se ha estado fumando.
De ahí que la reciente medida del Ministerio de Sanidad de financiar desde el pasado 1 de enero dos tratamientos farmacológicos para dejar de fumar sea una buena noticia para los afectados por esta patología, que se prevé como uno de los grandes problemas sanitarios del futuro.
“Se necesitan más unidades para atender a los pacientes que desean dejar de fumar y no pueden sin ayuda. Ello incluye financiar los fármacos que demuestren eficacia para conseguir este objetivo”, explica a SINC Carlos José Álvarez Martínez, del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo.
En los tres últimos estudios epidemiológicos sobre EPOC realizados en España se puede comprobar su progresión. En el primero, de 1998 llamado IBERPOC, la prevalencia entre personas de 40 a 69 años era del 9,1% (en hombres del 14,3% y en mujeres del 3,9%).
El segundo, EPI-SCAN, estudió en 2008 a personas entre 40 y 80 años. Los resultados mostraron que el 10,2% de los pacientes tenían EPOC (15,1 % en hombres, 5,6 % en mujeres). Y el último, EPI-SCAN II hecho público en 2019, mostraba que la prevalencia entre personas mayores de 40 años era algo mayor del 12% (casi del 17% en hombres y casi el 10% en mujeres).
Pero además de su mayor incidencia y a edades más tempranas, la enfermedad se ha ‘feminizado’ tal y como ha ocurrido en otros países con la incorporación de la mujer al hábito tabáquico, subraya Álvarez Martínez.
“En algunas comunidades autónomas como Madrid, la EPOC en mujeres es casi igual que en hombres. Este fenómeno es paralelo a las tasas de consumo de tabaco, que están prácticamente igualadas entre hombres y mujeres jóvenes” añade.
Según la última Encuesta Nacional de Salud, en la franja de menor edad (de 15 a 24 años) fuman por igual hombres y mujeres.
“En los próximos 10 a 20 años se espera una epidemia de EPOC, cuando estas chicas superen los 40 años”, comenta José Luis López Campos, coordinador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) en el Instituto de Biomedicina de Sevilla.
A la espera de la publicación en 2020 del nuevo estudio sobre el nivel de conocimiento actual en la población general de España de esta patología (CONOCEPOC), los datos recopilados en 2011 apuntan que tan solo el 17% sabe espontáneamente qué es la EPOC.
Esas cifras repercuten también en el pobre diagnóstico de la enfermedad. El infradiagnóstico afecta al 74,7% de la población, tal y como muestra EPISCAN II. “Muchas personas no saben que tienen un problema de obstrucción de la vía aérea. Por ello, hay que hacer una espirometría a todos los fumadores de más de 40 años, especialmente si tienen tos, expectoración o sensación de falta de aire”, apunta Álvarez Martínez.
Si se puede confirmar la EPOC con una prueba tan fácil y económica como una espirometría y una valoración rutinaria, ¿por qué se diagnostica tan poco? “Porque la gente no entiende que esos síntomas puedan esconder una enfermedad y porque se hacen menos pruebas de las necesarias”, afirma Germán Peces Barba, vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
“Se trata de una prueba muy sencilla de hacer, pero se requiere una preparación técnica por parte del personal para que sea válida”, continúa Peces Barba, jefe de grupo del CIBERES en la Fundación Jiménez Díaz.
Si no se trata la enfermedad, esta progresa y se agudiza: los síntomas provocados por un catarro o una bronquitis se intensifican y el paciente repentinamente empeora de forma general y acelerada.
Los fármacos inhalados ayudan a prevenirlo. Sin embargo, y a pesar de la evidencia científica de su eficacia, la adhesión al tratamiento es mala. Casi el 50% no toma regularmente su medicación.
Eso, a pesar de la accesibilidad completa en España a los fármacos relacionados, con excepción de la triple terapia en un solo dispositivo, que recientemente se ha aprobado con un visado de prescripción.
“No sabemos el perjuicio que puede suponer dejar los inhaladores de forma intermitente. La población afectada tiene que entender que es una patología crónica, pero que con una buena adherencia se puede incluso mejorar la calidad de vida”, indica López Campos.
Tratamientos más fáciles de usar
El tratamiento de la EPOC ha cambiado mucho en los últimos años. Las recomendaciones de práctica clínica en EPOC, como GESEPOC, española, o GOLD, de ámbito mundial, se centran en mejorar los síntomas, especialmente la disnea o ahogo, y prevenir complicaciones futuras, como las agudizaciones.
“La base de las terapias frente a la EPOC son los medicamentos que se dan por vía inhalada”, asegura Peces Barba. “En la actualidad hay varias iniciativas para simplificar las terapias para los pacientes y lograr una posología más cómoda”.
Ahora hay fármacos más eficaces y duraderos, menos tóxicos y que se administran de forma inhalada con mejores dispositivos, esto es, más fáciles de usar y que liberan más cantidad en la vía aérea del paciente.
Igualmente, se está avanzando en la medicina personalizada, es decir, saber por qué unas personas se comportan de una forma u otra frente a la enfermedad. También es importante dar con el tratamiento adecuado para cada paciente en función de sus características.
“Se da mucha importancia a medidas no farmacológicas, como la abstención del tabaco, adhesión a los medicamentos, mantener una buena actividad física –mediante ejercicio, paseos o cualquier otra acción que suponga movimiento–, rehabilitación y, en casos seleccionados, oxigenoterapia y otros tratamientos”, agrega Álvarez Martínez.
Porque si bien la EPOC es irreversible, cuando el tratamiento funciona se pueden aliviar sus síntomas. “El daño que provoca la enfermedad en los pulmones ya no se puede arreglar”, puntualiza Peces Barba. “Pero los síntomas que se producen son controlables y mejorables con fármacos”.
La contaminación ambiental lo empeora
Todos los expertos tienen claro que la medida fundamental para reducir la prevalencia de EPOC es rebajar el consumo de tabaco. “La educación es importante para evitar conductas de riesgo como fumar, pero también para ser conscientes de que hay personas con especial predisposición a la EPOC, si tienen asma, problemas respiratorios en la infancia o han nacido prematuramente” matiza el experto.
Además, una mayor accesibilidad a la espirometría podría reducir los casos graves, al hacer un diagnóstico más precoz. Otra conducta que contribuiría a disminuir la incidencia de esta patología es reducir los niveles de contaminación ambiental y laboral, ya que a mayor contaminación, mayor es la probabilidad de EPOC.
“Un caso particular es el tabaquismo pasivo, que se ha reducido mucho en lugares públicos pero que se mantiene en el domicilio y en los coches. No se debería fumar en ningún lugar cerrado si se convive con otras personas, y muy especialmente si son niños”, apunta Álvarez Martínez.
Para López Campos, estamos todavía muy lejos de la curación de la EPOC producida por tabaco, aunque sí cerca de la mejoría de los síntomas, reducción de ingresos hospitalarios u optimización del pronóstico. “En definitiva, que se convierta en un factor crónico que los pacientes traten y tomen precauciones, pero que no les impida llevar una vida normal. Sobre todo si se diagnostica y maneja a tiempo”, asegura.
“Hay que dar un mensaje clave a la sociedad, especialmente a la gente que tenga estos síntomas y haya fumado”, concluye el experto. “Primero, deje el tabaco y segundo, no lo dude, vaya al médico para no demorar más un posible diagnóstico”.
Comentarios