La declaración del estado de alarma en España ha conmocionado a todas las familias que han quedado confinadas en sus casas, muchas de ellas, con sus animales de compañía. A pesar de la situación, el Gobierno también previó el cuidado de las mascotas manteniendo las tiendas de alimentación para animales y las clínicas veterinarias abiertas durante las semanas de cuarentena.
La preocupación por las mascotas se completaba con la autorización para salir a la calle a pasear a los perros. Pero ante la propagación desenfrenada del SARS-CoV-2 entre humanos, muchos dueños se preguntan si la enfermedad podría también afectar a sus animales o si estos podrían ser un foco de infección.
La Asociación Mundial de Veterinaria de Animales Pequeños (WSAVA, por sus siglas en inglés), preocupada por cómo la propagación del virus podía afectar al bienestar y cuidado de las mascotas, informó de que “no hay evidencia en la actualidad de que los animales de compañía puedan infectarse o propagar el COVID-19”.
En este sentido, un laboratorio privado en EE UU tomó miles de muestras caninas y felinas en todo el mundo y los análisis mostraron que no se puede concluir que los animales de compañía puedan ser una fuente de contagio. “pero esta es una situación en rápida evolución y la información se actualizará a medida que esté disponible”, añadían desde IDEXX.
Pero el miedo y la angustia generalizados han provocado diferentes reacciones. Mientras que la mayoría de las personas siguen cuidando de sus animales y procuran que su rutina no se vea afectada de manera importante, en algunos países se han dado los primeros casos de abandono de mascotas.
“El abandono es un problema muy grande en todas las sociedades desarrolladas del mundo. Nos preocupaba mucho que la histeria colectiva pudiese generar un abandono masivo”, declara a SINC Marta Legido, miembro de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona y consejera del Consejo de Colegios Veterinarios de Cataluña.
“Los animales domésticos no contagian, con la evidencia que hay hasta ahora”, dice la consejera. “Sucedería lo mismo con otros animales como hámsters, conejos, etc. En perros y gatos se ha estudiado más pero no hay evidencias de que ningún animal doméstico transmita coronavirus”, puntualiza a SINC. La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMS) recuerda que la pandemia actual del COVID-19 es el resultado de una transmisión de humano a humano. Por consiguiente, no existe justificación alguna para tomar medidas contra los animales de compañía que puedan afectar a su bienestar.
Extremar la higiene
Para asegurar el mejor cuidado de las mascotas, la Dirección General de los Derechos de los Animales recomienda que se limpie al perro en las almohadillas y la cola por prevención después de salir a pasear y lavarse las manos después de tocar al animal.
Otras instituciones, como el Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid y el de Barcelona (COLVEMA y COVB, respectivamente) y el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social también han lanzado consejos para que los dueños de estos animales extremen las medidas de prevención e higiene.
Entre ellas destacan algunas como priorizar horarios de menor afluencia para alimentar a colonias felinas, realizar paseos cortos, alimentar y atender animales en fincas y centros de protección animal, llevar agua con detergente para limpiar la orina y bolsas para las heces, etc.
“Estas recomendaciones son para extremar la prudencia al máximo”, corrobora a SINC Legido, ya que el virus puede quedarse en la superficie algunas horas. Esto es lo que pudo suceder con el único caso de perro con carga viral, sucedido en Hong-Kong.
A principios del mes de marzo, la OMS informó de que un can había dado positivo en la prueba del SARS-CoV-2 después de que su familia se contagiara. Las muestras de la nariz y de la boca revelaron que había trazas del virus, aunque esto no significaba que el perro se hubiese infectado. A los dos días, al repetir la prueba los resultados volvieron a ser positivos, pero el animal continuaba sin mostrar síntomas.
“Las muestras del perro de Hong Kong tenían una pequeña cantidad de partículas de virus presentes. En un animal sin signos clínicos de enfermedad, es difícil decir qué significa esto. Fue un caso único, y aprendimos que necesitamos investigar mucho más sobre el potencial del SARS-CoV-2 humano para infectar animales”, señala la investigadora.
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